
Libro era un estudiante ejemplar pero no tenía muchos amigos. Se sentía solo y marginado por el grupo de alumnos dominantes de su clase: Messenger, Facebook, Fotolog y Tuenti. Estos le molestaban continuamente y le hacían la vida imposible con el único fin de divertir a los demás. Lo peor de este grupo no eran sus acciones, sino el aprecio y el apoyo que la gran mayoría de compañeros mostraban hacia ellos. Pocos de los que iban con el grupo hacían buenas migas con Libro. Algunos simpatizaban con él obligados por sus madres o profesores, otros, en cambio, se limitaban a evitarle a toda costa.
Libro se sentía triste y solo. La mayoría del tiempo lo pasaba sentado en el patio de la escuela pensando en la situación. Estaba cansado, rabioso, harto de todo. Deseaba llorar. Un día, un extraño se le acercó:
- Libro… no me gusta verte así. Tienes que tener claro que en el fondo no hay nadie tan malo como aparenta serlo. Estoy convencido de que todo tiene un lado positivo: igual que no existe luz sin oscuridad, sonido sin silencio, frío sin calor, yin sin yang,…
- ¿Qué quieres decir?
- El grupo que te molesta y hace que la mayoría te desprecie no es malo del todo. La culpa de sus acciones no depende únicamente de ellos, sus fieles seguidores son los verdaderos responsables. El grupo de los cuatro poseen unas dotes de comunicación atractivas para la mayoría, por eso gustan tanto. El problema es que hacen mal uso de sus cualidades empujados por la masa incondicional de simpatizantes que tienen. Poca gente valora sus virtudes de forma correcta, igual que hacen contigo, por eso pocos te aprecian. Ten claro que tus anécdotas y conocimiento sobre las cosas te hacen ser diferente y compatible con ellos. La situación quizás cambie algún día. Tú limítate a relatar tus historias a aquellos que deseen escucharte, el tiempo pondrá a cada uno en su lugar.
- Quizás lleves razón, espero que se den cuenta pronto. Por cierto, ¿cómo te llamas?
- Internet, alguien que conoce muy bien al grupo de los cuatro.
- Gracias… amigo.
Libro se sentía triste y solo. La mayoría del tiempo lo pasaba sentado en el patio de la escuela pensando en la situación. Estaba cansado, rabioso, harto de todo. Deseaba llorar. Un día, un extraño se le acercó:
- Libro… no me gusta verte así. Tienes que tener claro que en el fondo no hay nadie tan malo como aparenta serlo. Estoy convencido de que todo tiene un lado positivo: igual que no existe luz sin oscuridad, sonido sin silencio, frío sin calor, yin sin yang,…
- ¿Qué quieres decir?
- El grupo que te molesta y hace que la mayoría te desprecie no es malo del todo. La culpa de sus acciones no depende únicamente de ellos, sus fieles seguidores son los verdaderos responsables. El grupo de los cuatro poseen unas dotes de comunicación atractivas para la mayoría, por eso gustan tanto. El problema es que hacen mal uso de sus cualidades empujados por la masa incondicional de simpatizantes que tienen. Poca gente valora sus virtudes de forma correcta, igual que hacen contigo, por eso pocos te aprecian. Ten claro que tus anécdotas y conocimiento sobre las cosas te hacen ser diferente y compatible con ellos. La situación quizás cambie algún día. Tú limítate a relatar tus historias a aquellos que deseen escucharte, el tiempo pondrá a cada uno en su lugar.
- Quizás lleves razón, espero que se den cuenta pronto. Por cierto, ¿cómo te llamas?
- Internet, alguien que conoce muy bien al grupo de los cuatro.
- Gracias… amigo.

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