ANÉCDOTA INFANTIL

Un amigo y yo estábamos jugando por la calle de mi urbanización a saltar encima de unos matorrales. Vaya par de chavales más idiotas pensaréis. Pues sí, pero a esa edad cualquier tontería servía para entretenernos y pasar un buen rato. Ahora uno con esos años salta encima de otras cosas.
Oímos como una moto se acercaba y nos escondimos detrás de los arbustos para ver quién era. Se detuvo enfrente nuestro. Era el vehículo de una pizzería. El conductor se bajó, abrió la caja en la que guardaba la comida, la sacó, se la sacó, y se dirigió hacia una de las casas de mis vecinos que no conozco. Yo tenía la intriga de saber si dentro de ese cubo rojo había algo más que pizzas, así que no dudé y quise incitar a mi amigo a que fuésemos a mirar.
- No está el tío, ¿estás pensando lo mismo que yo?
- Sí
Acto seguido se puso a saltar encima del arbusto.
- No me refiero a eso. No está el señor... ¿entiendes?
- Sí
Se puso a hacer la croqueta.
- Digo que podríamos ir a ver que lleva dentro de la caja esa.
- A vale.
Una vez lo entendió, fuimos a abrirla, a ver si nos llevábamos una sorpresa...
Unos pantalones de repuesto. Eso es lo que encontramos ahí dentro. ¿Para qué los querrán? Ni idea. Cuando me di cuenta, mi amigo tenía unos pantalones en la cabeza. Estaba corriendo y saltando. Quizás si que es un poco idiota. Me fijé y esos eran mis pantalones. ¿Cómo lo ha hecho? Pero si los llevaba puestos... Qué destreza. Quizás el idiota soy yo.